Tras siete temporadas, la serie británica Black Mirror, disponible en Netflix, continúa desafiando los límites de la ficción especulativa, abordando las implicaciones más inquietantes de la tecnología en la vida cotidiana. Su más reciente entrega vuelve a provocar reflexiones incómodas sobre el comportamiento humano, la cultura digital y los dilemas éticos de una sociedad cada vez más hiperconectada.
Cada episodio de Black Mirror funciona como un espejo oscuro que no solo anticipa el futuro, sino que examina con crudeza el presente: lo que consumimos, lo que ignoramos, lo que normalizamos. Su narrativa mezcla ciencia ficción, sátira social y una estética inquietante que transforma la experiencia del espectador en un diálogo silencioso con su conciencia.
A pesar de su longevidad, la serie creada por Charlie Brooker mantiene su vigencia al adaptar su mirada crítica a nuevos contextos tecnológicos, consolidándose como una de las propuestas más provocadoras del streaming actual.