La tecnología deepfake, que permite la creación de contenidos falsos mediante la alteración digital avanzada de rostros y voces, se ha vuelto cada vez más accesible y representa un serio riesgo para la integridad informativa en plataformas digitales.
Expertos advierten que la capacidad de los deepfakes para generar imágenes y videos falsificados de manera altamente convincente ha comenzado a sacudir la confianza del público en los medios visuales tradicionales y digitales. Casos recientes en redes sociales demuestran cómo esta tecnología puede manipular la percepción pública, difundir desinformación e incluso causar daños reputacionales y financieros.
Entre los casos más notorios se encuentran videos falsificados de figuras políticas, celebridades y líderes empresariales, que han generado desde confusión pública hasta graves crisis mediáticas y protestas en redes sociales.
Ante esta amenaza emergente, especialistas en ciberseguridad recomiendan aumentar la educación digital, implementar tecnologías de detección más sofisticadas y promover regulaciones claras para mitigar los efectos negativos de esta tecnología disruptiva.