A pesar de vivir en un país con sol todo el año como la República Dominicana, muchas personas presentan niveles bajos de vitamina D sin siquiera saberlo. Esta vitamina, vital para múltiples funciones del cuerpo humano, continúa siendo una de las deficiencias nutricionales más frecuentes a nivel mundial, incluso en regiones tropicales donde la exposición solar debería ser una fuente garantizada.
El doctor Alejandro Cambiaso, especialista en Medicina Familiar y Preventiva de Médico Express, advierte que la falta de vitamina D es una condición silenciosa, pero con implicaciones serias para la salud física y mental si no se detecta y trata a tiempo.
¿Por qué es tan importante la vitamina D?
La vitamina D es una sustancia liposoluble que actúa más como una hormona que como una vitamina tradicional. Se produce principalmente en la piel tras la exposición a los rayos ultravioleta tipo B (UVB) del sol, aunque también puede obtenerse en menor medida a través de algunos alimentos y suplementos.
Su papel en el organismo es esencial. Interviene en la absorción de calcio y fósforo, mantiene la salud ósea, fortalece el sistema inmunológico, regula funciones musculares y neurológicas, y se asocia con la prevención de enfermedades como osteoporosis, diabetes tipo 2, enfermedades cardiovasculares, autoinmunes y algunos tipos de cáncer.
“La vitamina D es uno de los micronutrientes más importantes para la salud general y, paradójicamente, uno de los más subestimados”, enfatiza el Dr. Cambiaso.
¿Por qué tanta gente tiene deficiencia de vitamina D en el trópico?
A nivel global, más de mil millones de personas padecen deficiencia de esta vitamina, según datos de la OMS y publicaciones científicas como The Lancet y Endocrine Reviews. Y la República Dominicana no es la excepción.
Entre las principales causas se encuentran:
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Estilo de vida urbano y sedentario, con poca exposición al sol.
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Uso excesivo de bloqueador solar o ropa que cubre todo el cuerpo.
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Piel oscura (la melanina reduce la síntesis de vitamina D).
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Obesidad, ya que la vitamina se acumula en el tejido graso.
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Enfermedades hepáticas, renales o digestivas que afectan su metabolismo o absorción.
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Edad avanzada, que disminuye la capacidad de producción cutánea.
Estas condiciones explican por qué muchas personas, incluso bajo el sol caribeño, pueden presentar carencias sin saberlo.
Síntomas comunes: ¿cómo saber si tengo deficiencia?
La deficiencia de vitamina D es muchas veces asintomática, pero cuando hay señales, estas pueden confundirse fácilmente con otras condiciones. Los síntomas incluyen:
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Cansancio y debilidad muscular
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Dolores difusos o molestia ósea
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Infecciones respiratorias frecuentes
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Cambios de ánimo, irritabilidad o depresión
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En niños, crecimiento lento o deformidades óseas
“La única forma certera de saberlo es a través de una prueba de sangre que mida los niveles de 25-hidroxivitamina D”, aclara el Dr. Cambiaso.
Exposición solar: ¿cuánto tiempo es suficiente y cómo proteger la piel?
Aunque el sol es la fuente principal de vitamina D, debe tomarse con precaución. La Sociedad Internacional de Investigación en Vitamina D y la OMS recomiendan entre 10 a 30 minutos de exposición solar directa diaria, dependiendo del tipo de piel, edad y hora del día.
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Piel clara: entre 10 y 20 minutos.
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Piel oscura: entre 30 y 45 minutos.
Se sugiere exponer zonas como antebrazos, piernas y rostro antes de las 10 a.m. o después de las 3 p.m., sin bloqueador solar. Luego de ese período, debe aplicarse protección para evitar daños por radiación UV.
Fuentes alimenticias y límites de la dieta
Los alimentos con más vitamina D son:
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Pescados grasos (salmón, atún, sardinas)
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Yema de huevo
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Hígado de res
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Hongos irradiados con luz ultravioleta
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Leche, jugos, cereales y bebidas vegetales fortificados
Sin embargo, la dieta suele aportar solo una fracción de lo necesario. Por ello, la combinación de exposición solar, alimentación saludable y suplementos bajo indicación médica es la forma más eficaz de mantener niveles adecuados.
¿Y si tengo una vida saludable y aún así estoy bajo en vitamina D?
Es posible. Aún quienes se alimentan bien y se exponen regularmente al sol pueden tener niveles bajos por causas genéticas, problemas de absorción intestinal, alteraciones hepáticas o simplemente por su tipo de piel.
En estos casos, el análisis de laboratorio es clave, especialmente si existen factores de riesgo como:
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Enfermedades autoinmunes
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Historia de fracturas o pérdida ósea
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Poca exposición solar prolongada
Complicaciones de no tratar la deficiencia
Una deficiencia crónica de vitamina D puede generar consecuencias graves:
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Osteomalacia y osteoporosis en adultos
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Raquitismo en niños
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Mayor riesgo de caídas y fracturas
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Deterioro del sistema inmune
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Agravamiento de enfermedades autoinmunes y metabólicas
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Potencial vínculo con hipertensión, síndrome metabólico y trastornos neuropsiquiátricos
Incluso algunos estudios recientes han observado una relación entre niveles bajos de vitamina D y mayor severidad en casos de COVID-19.
Suplementos: ¿son seguros y efectivos?
Sí, siempre que estén indicados por un profesional. La forma más recomendada es la vitamina D3 (colecalciferol), disponible en presentaciones diarias, semanales o mensuales.
La dosis depende de múltiples factores:
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Nivel de deficiencia
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Edad y peso
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Condiciones médicas
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Absorción intestinal
“No se debe suplementar a ciegas ni de forma indefinida sin control médico”, advierte Cambiaso. Las principales guías clínicas recomiendan mantener niveles sanguíneos entre 30 y 50 ng/mL como óptimos para la mayoría de los adultos.
Conclusión
La vitamina D es mucho más que “la vitamina del sol”. Su rol en la salud ósea, inmunológica, metabólica y mental la convierte en un nutriente vital que no debe pasarse por alto. Aun en climas tropicales, su deficiencia es común y puede pasar desapercibida durante años.
La clave está en la prevención, el monitoreo regular y el enfoque personalizado. Detectarla a tiempo y actuar adecuadamente puede marcar una gran diferencia en la calidad de vida a largo plazo.