La autenticación en entornos digitales es esencial para identificar a los usuarios y proteger sus datos. Sin embargo, la evolución de las ciberamenazas ha puesto en evidencia que las contraseñas, uno de los métodos de seguridad más antiguos y extendidos, ya no son suficientes por sí solas. El futuro apunta hacia un mundo sin contraseñas, en el que opciones como las passkeys o claves de acceso, junto con la autenticación multifactor, ganan protagonismo.
Las contraseñas: útiles, pero vulnerables
Las contraseñas son fáciles de usar y siguen siendo el método más común, pero su simplicidad es también su mayor debilidad. Son el blanco principal de ataques de phishing, malware o brechas de datos, que permiten a los ciberdelincuentes robarlas.
Según Eusebio Nieva, director técnico de Check Point Software en España y Portugal, “los atacantes utilizan herramientas muy avanzadas, incluso con inteligencia artificial, para adivinarlas o robarlas”.
Los errores más frecuentes de los usuarios incluyen:
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Usar contraseñas débiles como “12345”.
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Reutilizar claves en varias cuentas.
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Incorporar información personal fácilmente deducible.
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No actualizarlas con frecuencia o compartirlas.
Por todo ello, ya no se recomienda depender únicamente de contraseñas.
Gestores de contraseñas: la caja fuerte digital
Una opción cada vez más usada son los gestores de contraseñas, aplicaciones que almacenan y generan claves únicas para cada servicio dentro de una “caja fuerte” digital protegida por una contraseña maestra.
Según Marc Rivero, investigador de Kaspersky, estos sistemas utilizan cifrado de extremo a extremo, lo que garantiza que solo el usuario tenga acceso real a su información. Su punto débil, no obstante, es que la seguridad depende de la fortaleza de la contraseña maestra y del uso complementario de la autenticación de dos factores (2FA).
Autenticación de dos factores y multifactor
La 2FA añade una segunda capa de seguridad, exigiendo un código adicional (enviado al móvil, generado en una app o mediante huella digital). La autenticación multifactor (MFA) da un paso más al requerir dos o más métodos de verificación.
Según Josep Albors, de ESET España, las opciones más seguras son:
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Llaves o tokens físicos (máxima robustez).
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Apps de autenticación como Google Authenticator o Microsoft Authenticator.
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SMS (menos recomendable, debido a la facilidad de interceptación mediante SIM swapping).
Aunque más seguros, estos sistemas pueden ser vulnerables a la ingeniería social, cuando el usuario es engañado para entregar sus códigos.
Passkeys: un futuro sin contraseñas
Las passkeys son una de las alternativas más seguras y modernas. Funcionan con biometría (huella, rostro) o un PIN local y se basan en criptografía asimétrica: el usuario guarda una clave privada en su dispositivo y el servicio en línea solo conoce la clave pública.
Esto las hace inmunes al phishing, ya que no hay credenciales visibles que robar.
Hervé Lambert, de Panda Security, las considera “uno de los métodos más seguros de autenticación”. Su principal limitación es que todavía no están implementadas en todos los servicios y requieren dispositivos compatibles y actualizados.
¿Cuándo usar cada método?
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Contraseñas: solo cuando no haya otra alternativa. Deben ser largas (mínimo 12 caracteres) y complejas.
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Gestores de contraseñas: recomendados para gestionar múltiples cuentas con claves fuertes y únicas.
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MFA/2FA: imprescindibles en cuentas críticas como correo electrónico, banca en línea y redes sociales.
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Passkeys: la opción más segura y sencilla siempre que estén disponibles (Google, Apple y otros grandes servicios ya las ofrecen).
El futuro de la autenticación digital
La tendencia apunta a un abandono progresivo de las contraseñas y a la adopción de métodos más seguros y transparentes para el usuario, como las passkeys y la autenticación adaptativa, que analiza factores como ubicación, dispositivo, IP y comportamiento para validar accesos.
“El uso creciente de la inteligencia artificial permitirá detectar patrones anómalos en tiempo real y aplicar medidas de seguridad más robustas sin incomodar al usuario”, concluye Nieva.