Santo Domingo.– En medio del auge por la alimentación saludable y consciente, los superalimentos ancestrales están recuperando protagonismo en la dieta moderna. Estos productos, valorados por civilizaciones como los aztecas, mayas, incas y pueblos africanos, destacan por su alta densidad nutricional y sus propiedades medicinales, convirtiéndose en aliados para la salud y el bienestar.
Amaranto: el cereal sagrado de los aztecas
Cultivado desde tiempos prehispánicos, el amaranto es rico en proteínas, hierro, calcio y fibra. Libre de gluten, ayuda a regular el colesterol y mejora la digestión, lo que lo posiciona como un cereal de gran valor nutricional en la actualidad.
Chía: energía y omega-3 desde la antigüedad
Las semillas de chía, esenciales en la dieta de mayas y aztecas, son fuente de antioxidantes, fibra y ácidos grasos omega-3, beneficiosos para la salud cardiovascular. Además, contribuyen a la hidratación prolongada gracias a su capacidad de absorber agua.
Cacao puro: alimento sagrado de los mayas
Más allá de su sabor, el cacao es rico en antioxidantes, magnesio y hierro. Consumido de forma pura y sin azúcar, ayuda a mejorar el estado de ánimo y protege el corazón, reafirmando su valor como uno de los superalimentos más antiguos y vigentes.
Spirulina: la proteína del siglo XXI
Conocida por los aztecas como tecuaitlatl, la spirulina es una microalga que contiene hasta un 70 % de proteína, además de antioxidantes y ácidos grasos esenciales. La FAO la ha reconocido como uno de los alimentos más completos del planeta.
Nopal y quelites: medicina verde en la cocina tradicional
El nopal ayuda a regular los niveles de azúcar en sangre y mejora la digestión, mientras que los quelites (como el quintonil y la verdolaga) aportan calcio, hierro y vitamina A, manteniendo viva la tradición de la cocina verde mesoamericana.
Cereales olvidados que regresan
La espelta, el fonio, el kamut y el teff forman parte de los cereales ancestrales que están siendo redescubiertos. Destacan por sus beneficios digestivos, su bajo índice glucémico y su riqueza en minerales, lo que los hace ideales para una dieta equilibrada.
Estos superalimentos, que alguna vez fueron esenciales en culturas milenarias, regresan hoy como opciones naturales para una nutrición moderna con historia, recordando que el futuro de la alimentación también se encuentra en las raíces del pasado.