Bogotá. – Colombia vivió este jueves una de las jornadas más sangrientas de la última década, con dos ataques armados en distintas regiones que dejaron al menos trece muertos y decenas de heridos, en medio de la creciente ofensiva de grupos insurgentes y narcotraficantes.
Camión bomba en Cali
Hacia las 15:00 horas locales (20:00 GMT), un camión cargado con explosivos estalló frente a una base aérea en Cali, la tercera ciudad más poblada del país.
El atentado, dirigido contra la Escuela Militar de Aviación, dejó cinco muertos y 36 heridos, según confirmaron las autoridades.
Videos difundidos en redes sociales muestran vehículos incendiados, viviendas destruidas, heridos en el suelo y vecinos huyendo despavoridos. El alcalde de Cali, Alejandro Eder, confirmó que la explosión buscaba impactar directamente instalaciones de la Fuerza Aérea.
Héctor Fabio Bolaños, rector de un colegio cercano, relató a la AFP: “Alcanzamos a recibir el ruido estruendoso de la explosión (…) hubo muchos heridos, casas dañadas y tuvimos que evacuar a los estudiantes por seguridad”.
Ataque con drones y fusiles en Antioquia
Horas antes, en el departamento de Antioquia (noroeste), la principal disidencia de las FARC emboscó a un escuadrón policial en una misión de erradicación de narcocultivos.
Los atacantes emplearon fusiles y drones explosivos, logrando derribar un helicóptero de la Policía Nacional. El enfrentamiento dejó ocho muertos, aunque aún no se ha confirmado si todas las víctimas pertenecían a las fuerzas de seguridad.
El uso de drones armados se ha intensificado en el conflicto colombiano. Según el Comité Internacional de la Cruz Roja, las víctimas de artefactos explosivos –en particular por el “uso intensivo” de drones– se duplicaron en los primeros meses de 2025.
Contexto de violencia y narcotráfico
Colombia atraviesa una ola de violencia vinculada a la disputa por el control del narcotráfico, especialmente en zonas estratégicas para el envío de cocaína hacia Estados Unidos y Europa.
Aunque el acuerdo de paz de 2016 desarmó al grueso de las FARC, nuevas facciones disidentes y el Clan del Golfoocuparon los territorios que el Estado no logró controlar, intensificando los enfrentamientos.
La violencia se recrudece además a un año de las elecciones presidenciales, marcadas por el asesinato en agosto del candidato derechista Miguel Uribe, atacado a tiros en Bogotá.
Reacciones del Gobierno
El presidente Gustavo Petro pidió a través de la red X que la comunidad internacional y el propio Estado colombiano reconozcan como “organizaciones terroristas” a las principales disidencias de las FARC y al Clan del Golfo, el mayor cartel productor de cocaína del país.
Petro, que desde 2022 impulsa negociaciones con diversos grupos armados, reconoció que la mayoría de los diálogos están estancados. Solo avanzan las conversaciones con una facción del Clan del Golfo en Catar, y con grupos menores del ELN y las FARC bajo el mando de alias Calarcá.
Una ciudad bajo asedio
Cali, con 2,2 millones de habitantes, ha sido blanco frecuente de ataques. En julio, una ola de explosiones con dronesdejó siete muertos y sembró el terror en la región del Pacífico.
La violencia de este jueves confirma el resurgimiento de la guerra irregular en Colombia, donde los drones, los explosivos y las armas largas se han convertido en el arsenal habitual de los grupos armados que desafían al Estado.