Washington.– Medio siglo después de permanecer sellada, una muestra de la misión Apolo 17 (1972) ha sido abierta por la NASA, revelando pistas inéditas sobre uno de los fenómenos más enigmáticos de la superficie lunar: el Manto Ligero, una brillante franja de material que se extiende por más de cinco kilómetros en el valle de Taurus-Littrow.
El hallazgo, liderado por la Dra. Giulia Magnarini (Museo de Historia Natural de Londres) y publicado en Journal of Geophysical Research: Planets, sugiere que este deslizamiento —el único conocido en la Luna— se comportó como un flujo granular, desplazándose kilómetros sin la ayuda de agua o aire.
Ciencia congelada en el tiempo
Cuando los astronautas del Apolo 17 regresaron a la Tierra trajeron más de 110 kilos de rocas lunares. Parte de ellas fue preservada bajo el programa ANGSA (Apollo Next Generation Sample Analysis), diseñado para que futuras generaciones pudieran analizarlas con tecnología más avanzada.
Hoy, gracias a escáneres micro-CT médicos, se logró observar la estructura interna de las rocas sin dañarlas. El análisis reveló que los fragmentos rodaron, se fracturaron y liberaron partículas finas que recubrieron los escombros, facilitando un movimiento similar al de un fluido.
Posibles causas del deslizamiento
Los científicos manejan dos hipótesis principales:
-
Impacto del cráter Tycho. Hace 108 millones de años, sus escombros habrían alcanzado el Macizo Sur, provocando el derrumbe.
-
Un terremoto lunar. La actividad sísmica en la falla Lee-Lincoln pudo haber desencadenado la avalancha.
Aunque no hay certeza absoluta, la investigación confirma que se trató de una avalancha seca, potente y duradera, cuya huella aún permanece visible.
De Apolo a Artemis
El estudio no solo resuelve un misterio geológico, sino que aporta información crucial para el programa Artemis, con el que la humanidad planea regresar y establecer presencia permanente en la Luna.
Comprender cómo el regolito se compacta y fluye en baja gravedad es clave para diseñar rutas, plataformas y refugios seguros.
“Estas muestras son un legado de Apolo que nos está preparando para el futuro. Lo aprendido ya está influyendo en los planes científicos de Artemis”, destacó la Dra. Magnarini.
Lo que alguna vez fue sellado como un tesoro científico, hoy se convierte en una clave esencial para el regreso del ser humano a la Luna.