Especialistas advierten que el exceso de grasa abdominal puede provocar disfunción eréctil, infertilidad y graves consecuencias psicológicas en hombres y mujeres.
Madrid.– La obesidad no solo impacta en la salud cardiovascular y metabólica, también tiene efectos directos sobre la vida íntima. Uno de los problemas más graves que puede ocasionar en los hombres es el llamado “pene enterrado”, una condición en la que el órgano queda oculto bajo la acumulación de grasa en la parte baja del abdomen, afectando la micción, las relaciones sexuales y el bienestar psicológico.
La doctora Cristina Petratti, especialista en obesidad de la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad (SEEDO), explica que el exceso de grasa altera el endotelio (revestimiento de los vasos sanguíneos), reduciendo la producción de óxido nítrico, esencial para la erección. Además, disminuye los niveles de testosterona y afecta la calidad del semen.
En las mujeres, el exceso de grasa altera el eje hipotálamo-hipófisis-ovario, causando ciclos irregulares, problemas de fertilidad y menor respuesta sexual, lo que se suma al estigma corporal y la insatisfacción con la propia imagen.
Efectos en la salud sexual
En los hombres, la obesidad puede generar:
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Disfunción eréctil.
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Reducción del deseo sexual.
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Problemas de fertilidad.
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Aparición del pene enterrado, con graves repercusiones físicas y emocionales.
En las mujeres:
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Disminución del deseo y la excitación.
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Problemas de lubricación.
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Irregularidades menstruales.
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Alteración de la percepción corporal.
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Infertilidad asociada a anovulación y resistencia a la insulina.
Impacto psicológico
Petratti advierte que el efecto psicológico es devastador: baja autoestima, ansiedad, depresión y aislamiento social, factores que deterioran las relaciones de pareja y reducen el deseo sexual.
El urólogo François Peinado subraya que, en casos de pene enterrado, los hombres no solo enfrentan dificultades sexuales, sino también problemas para orinar y mantener una higiene adecuada, lo que profundiza la afectación emocional.
“Sufren episodios de depresión, aislamiento social y, en muchos casos, renuncian a mantener relaciones sexuales”, señala Peinado.
Tratamientos y soluciones
Los especialistas coinciden en que el abordaje debe ser integral, combinando aspectos físicos, mentales y emocionales:
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Pérdida de peso mediante cambios en el estilo de vida y actividad física.
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Tratamiento farmacológico, incluyendo medicamentos para la disfunción eréctil o terapia hormonal en hombres con déficit de testosterona.
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Tratamiento específico en mujeres, como en casos de ovario poliquístico o menopausia.
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Cirugía bariátrica, cuando la obesidad es severa.
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Apoyo psicológico y educación sexual para trabajar la autoestima y la comunicación de pareja.
En casos de pene enterrado, la única solución definitiva suele ser quirúrgica: la abdominoplastia suprapúbica, que elimina el exceso de tejido adiposo y permite exteriorizar el pene.
Peinado asegura que se trata de una intervención “con resultados sorprendentes y muy satisfactorios para el paciente”.
Una mirada integral
Los expertos coinciden en que la obesidad condiciona la vida íntima y emocional tanto como la física. “No basta con perder peso; se debe recuperar el bienestar, la confianza y el placer para vivir”, insiste Petratti, quien recalca la necesidad de un enfoque médico y psicológico conjunto.