Washington. – El Fondo Monetario Internacional (FMI) advirtió este viernes sobre la necesidad de diseñar políticas industriales con precisión y criterios rigurosos, en medio del resurgimiento global de estas estrategias tras la pandemia. La institución resaltó que, aunque las políticas industriales pueden potenciar la productividad, la resiliencia y la autonomía de los países, también conllevan riesgos que van desde presiones inflacionarias hasta un elevado gasto público.
Sectores estratégicos bajo la lupa
Según el adelanto de un capítulo del próximo Informe de Perspectivas, que será presentado íntegramente el 14 de octubre en el marco de las reuniones anuales del FMI, las políticas industriales subsidiadas han crecido de forma acelerada en sectores clave como la energía, tecnologías limpias y manufactura, con el objetivo de mejorar la eficiencia, impulsar el crecimiento económico y proteger empleos.
Uno de los ejes centrales es reducir la dependencia de las importaciones energéticas. El FMI recuerda que cerca de un tercio de las medidas implementadas entre 2009 y 2022 estuvieron dirigidas a este sector, reflejando la prioridad estratégica en el contexto actual de tensiones geopolíticas.
Lecciones de experiencias previas
El documento analiza casos históricos como los de Brasil y Corea del Sur en los años setenta, donde la industrialización contribuyó a cerrar brechas tecnológicas y económicas. El organismo destaca que el éxito de estas políticas depende de una ejecución focalizada, un diagnóstico sólido y su integración dentro de un marco institucional más amplio.
Riesgos a considerar
El FMI advierte que, aunque las inversiones industriales pueden mejorar la productividad a largo plazo, suelen generar en el corto plazo un aumento de precios al consumidor. Además, pueden implicar un gasto fiscal considerable en países que ya enfrentan altos niveles de endeudamiento y escaso margen presupuestario.
Asimismo, el informe subraya que los beneficios sectoriales deben evaluarse junto con los riesgos de malversación de recursos, el impacto sobre el índice de precios al consumidor (IPC) y la asignación ineficiente de recursos que puede afectar a otros sectores de la economía.
Recomendación clave
El capítulo concluye que la política industrial puede ser una herramienta valiosa siempre que se oriente con precisión, esté respaldada por un diagnóstico riguroso y se combine con reformas institucionales que aseguren un equilibrio entre transformación económica de largo plazo y sostenibilidad fiscal.