La obra, dirigida por Raúl Martín y protagonizada por Elvira Taveras y Orestes Amador, se presentará en la Sala Ravelo del Teatro Nacional
Santo Domingo.– Luego de más de una década sin representarse una pieza del maestro cubano Virgilio Piñera en la escena dominicana, regresa a los escenarios “Dos viejos pánicos”, una de las obras más emblemáticas del teatro latinoamericano del siglo XX. La producción, a cargo de DW Producciones, se presentará del 21 al 30 de noviembre en la Sala Ravelo del Teatro Nacional Eduardo Brito, bajo la dirección del destacado director teatral Raúl Martín.
La última vez que una obra de Piñera se presentó en Santo Domingo fue en 2012, con Aire frío, en Casa de Teatro, protagonizada por Yuliet Cruz, Pancho García, Verónica Díaz y Michaelis Cué. Ahora, el regreso del autor cubano cobra nueva vida con una puesta en escena que invita a reflexionar sobre el miedo, la existencia y la vejez en un mundo que parece perpetuamente al borde del abismo.
Un clásico del absurdo y el existencialismo
“Dos viejos pánicos” fue escrita en 1968 y publicada en la revista Verde Olivo, del Ejército Rebelde de Cuba. La pieza obtuvo ese mismo año el Premio Casa de las Américas, consolidando a Piñera como una figura esencial del teatro del absurdo y del existencialismo caribeño.
La obra narra, con ironía y crudeza, la vida de Tota y Tabo, una pareja de ancianos que enfrentan sus miedos cotidianos y filosóficos en un encierro donde el juego, la memoria y el miedo se confunden con la realidad. En una de sus escenas más intensas, los protagonistas dialogan sobre el temor constante de vivir:
“Tener que despertar y tener que vivir con este miedo… y tener que jugar para no tenerlo, y cuando juegas lo mismo tienes miedo. Y sólo sabes que el miedo está aquí (se toca la cabeza) o aquí (se toca el estómago)…”.
La propuesta de Piñera, profundamente humana y poética, es una radiografía de la condición del miedo: al paso del tiempo, a la soledad, a la muerte y, en última instancia, a la propia existencia.
Una obra que desafió el dogma ideológico
La pieza fue objeto de controversia en su tiempo. En pleno auge del realismo socialista en Cuba, Dos viejos pánicos fue duramente criticada por Leopoldo Ávila —seudónimo de un autor aún debatido, posiblemente Luis Pavón, entonces presidente del Consejo Nacional de Cultura—, quien la calificó como una obra “sin salida posible” y contraria al espíritu revolucionario.
En un artículo publicado en Verde Olivo, Ávila escribió:
“Nada más lejos de la Revolución que esa atmósfera en que Virgilio Piñera ha volcado sus pánicos. Por este camino sólo lograremos en arte el nivel de copiadores asombrados del último grito europeo”.
A pesar de las críticas, la obra sobrevivió al paso del tiempo y hoy se mantiene vigente y provocadora, como un espejo del miedo existencial que atraviesa épocas, generaciones y sistemas.
Una producción dominicana de alto nivel
La nueva puesta en escena cuenta con un elenco de primer nivel encabezado por los primerísimos actores Elvira Taveras y Orestes Amador, quienes darán vida a los protagonistas con la intensidad y profundidad que exige el texto. La dirección artística estará a cargo del cubano Raúl Martín, reconocido por su sensibilidad escénica y su dominio del teatro contemporáneo.
“Esta versión busca conectar la esencia de Piñera con el público actual, resaltando la universalidad del miedo y la necesidad de jugar incluso ante la tragedia”, adelantó el equipo de producción.
Detalles de la función
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Obra: Dos viejos pánicos
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Autor: Virgilio Piñera (Cuba, 1912–1979)
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Dirección: Raúl Martín
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Actuaciones: Elvira Taveras y Orestes Amador
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Producción: DW Producciones
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Lugar: Sala Ravelo, Teatro Nacional Eduardo Brito
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Fechas: Del 21 al 30 de noviembre
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Horarios: Viernes y sábado a las 8:30 p.m. / Domingo a las 6:30 p.m.
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Boletas: A la venta en Uepa Tickets y en la boletería del Teatro Nacional
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Precio: RD$1,500 por persona
Con esta nueva puesta, el teatro dominicano rinde homenaje a uno de los dramaturgos más influyentes de América Latina y celebra la vigencia de una obra que, 57 años después, sigue interrogando al espectador con la misma fuerza: ¿cómo se vive con miedo… y cómo se sobrevive al paso del tiempo?
