Los servicios fijos y suscripciones del hogar concentran más del 60 % del gasto; la brecha de ingresos sigue marcando el acceso cultural, según la ONE
Santo Domingo.– El gasto mensual de los hogares dominicanos en bienes, servicios y actividades culturales muestra un crecimiento sostenido durante la última década, impulsado principalmente por el aumento del consumo digital y las suscripciones a plataformas en línea, de acuerdo con el más reciente informe de la Oficina Nacional de Estadística (ONE) basado en la Encuesta Nacional de Consumo Cultural (ECC 2024) del Banco Central.
Según el estudio, el gasto promedio mensual de las familias pasó de RD$780 en 2010 a RD$1,487 en 2024, casi el doble en catorce años. Sin embargo, al desagregar los datos por nivel socioeconómico, las diferencias son notables: los hogares con menores ingresos destinan RD$448.5 mensuales a actividades culturales, mientras que los del quintil más alto invierten RD$3,750.4, una cifra que evidencia la brecha de acceso cultural asociada al ingreso.
El entretenimiento digital domina el consumo cultural
El informe revela que el 62.7 % del gasto cultural de los hogares se concentra en servicios fijos y suscripciones domésticas, que incluyen televisión por cable, internet residencial y paquetes combinados, con un gasto promedio de RD$932.3 mensuales.
“Esta categoría refleja que la conectividad y el entretenimiento doméstico se han convertido en ejes centrales de la vida cotidiana de los hogares dominicanos”, subraya el documento.
La expansión del streaming, los videojuegos y las plataformas de música explica buena parte de este crecimiento. Servicios como Netflix, Disney+, Spotify y YouTube Premium han modificado los hábitos culturales de consumo, desplazando parcialmente la asistencia a espacios presenciales.
En segundo lugar, los servicios audiovisuales representan RD$288.6 por hogar (19.4 %) del gasto, incluyendo cine, conciertos, música grabada y videojuegos.
La asistencia a espacios culturales (museos, teatros, ferias, etc.) ocupa el tercer lugar, con RD$142.2 (9.6 %), mientras que la participación directa en actividades culturales (grupos artísticos, clubes o talleres comunitarios) alcanza RD$81.3 (5.5 %).
Otras categorías, como el consumo de publicaciones impresas y digitales (RD$22.4) y la formación artística no formal (RD$19.9), mantienen participaciones marginales del 1.5 % y 1.3 %, respectivamente.
Brechas regionales y desigualdad cultural
Las diferencias geográficas también son significativas. El Gran Santo Domingo lidera el gasto cultural con RD$2,100.7 mensuales, seguido por el Cibao con RD$1,268.8, y la región Este con RD$1,183.3.
El Sur presenta el nivel más bajo, con RD$888, reflejando disparidades en acceso a servicios de conectividad, oferta cultural y poder adquisitivo.
La ONE indica que estos resultados confirman una concentración urbana del consumo cultural, fuertemente asociada a la disponibilidad de infraestructura tecnológica y a la cobertura de servicios digitales.
Evolución del gasto y transformación cultural
El gasto cultural de los hogares dominicanos ha evolucionado en paralelo al crecimiento de la economía digital, donde el entretenimiento en línea y la conectividad se han consolidado como los principales motores de la economía cultural.
En 2014, el gasto mensual promedio era de RD$963, cifra que aumentó de forma sostenida hasta 2024, impulsada por la adopción masiva de internet, el acceso a dispositivos inteligentes y la expansión del comercio digital de contenidos.
“Los datos muestran una clara concentración del gasto en servicios domiciliarios y de consumo digital, con una participación considerablemente menor en actividades presenciales y formación artística”, concluye el informe.
Un cambio de paradigma en el consumo cultural
La digitalización ha transformado no solo cómo se consume la cultura, sino también dónde y quiénes acceden a ella. Mientras las familias de mayores ingresos diversifican su gasto en suscripciones y experiencias híbridas (digitales y presenciales), los sectores de menores recursos aún enfrentan barreras económicas y tecnológicas para participar plenamente en la vida cultural.
Con estos resultados, la República Dominicana se suma a la tendencia global donde el consumo cultural digital supera al presencial, confirmando que la cultura doméstica conectada es ya el nuevo rostro del entretenimiento y la participación cultural en el siglo XXI.