Washington D.C.— El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, exigió este lunes una “investigación a fondo” sobre las figuras del mundo del entretenimiento que brindaron su respaldo público a la campaña presidencial de la vicepresidenta Kamala Harris en 2024, insinuando que podrían haberse cometido irregularidades financieras.
En una serie de publicaciones en su red social Truth Social, el mandatario cuestionó si la participación de artistas como Bruce Springsteen, Beyoncé, Oprah Winfrey y Bono, vocalista de U2, podría considerarse una “contribución ilegal de campaña”. Según Trump, la campaña de Harris habría realizado “pagos encubiertos” a estas celebridades a cambio de su apoyo, lo cual —afirma— sería una violación de las leyes electorales.
“¿Cuánto le pagó Kamala Harris a Bruce Springsteen por su mala actuación durante su campaña presidencial?”, escribió Trump. “Esto fue un esfuerzo costoso y desesperado para aumentar artificialmente su escasa audiencia. ¡No es legal!”
Además, el presidente arremetió particularmente contra Springsteen, a quien calificó de “imbécil prepotente”, en respuesta a los recientes comentarios del músico en el Reino Unido, donde criticó al gobierno estadounidense como “una administración corrupta e incompetente”.
Trump sostuvo que “los candidatos no pueden pagar por apoyo” y que este tipo de intervenciones artísticas podrían constituir una violación de las leyes de financiación de campañas. Calificó las actuaciones en eventos políticos como una forma de “engaño masivo al electorado” y pidió que se revisaran los vínculos financieros entre las campañas y las estrellas del entretenimiento.
La denuncia se produce en un contexto de creciente tensión entre la Casa Blanca y sectores del mundo artístico, después de que celebridades como Taylor Swift también se manifestaran abiertamente en contra de Trump y en favor de candidaturas demócratas.
Hasta el momento, ni la campaña de Kamala Harris ni los artistas mencionados han respondido públicamente a las acusaciones.
Este nuevo episodio refuerza la polarización en la política estadounidense, donde el apoyo de figuras públicas suele tener un impacto significativo en la opinión del electorado, pero también conlleva controversias sobre la legalidad y ética de sus intervenciones.