Barcelona, España – 17 de junio de 2025. Ivet Playa, una joven española que asegura haber mantenido una relación personal con el cantante Alejandro Sanz, ha hecho pública una denuncia a través de sus redes sociales en la que acusa al artista de manipulación emocional, abuso de poder y comportamientos moralmente cuestionables.
En un video difundido en su cuenta de Instagram, Ivet relató cómo conoció al intérprete en 2015, cuando ella tenía 18 años y él 49. Según su testimonio, el contacto inicial se dio a través de redes sociales y evolucionó hacia una relación más cercana, hasta convertirse en un vínculo íntimo. En ese contexto, la joven dejó su hogar en Barcelona para trasladarse a Madrid, donde afirma que fue contratada por el propio Sanz, una situación que —según declaró— generó una dinámica profundamente desigual y emocionalmente destructiva.
“Para mí ha sido muy duro asumir que Alejandro Sanz sabía perfectamente lo que yo era desde el principio. Yo era una niña”, expresó visiblemente afectada.
En su declaración, Ivet también denunció haber sido objeto de espionaje en sus conversaciones privadas y describió sentirse utilizada, humillada y emocionalmente devastada. Afirmó que vivió “una pesadilla disfrazada de oportunidad” y que durante años intentó justificar las acciones del cantante, pero que finalmente tomó la decisión de hablar públicamente como una forma de sanación personal.
Si bien en su relato no imputa a Sanz ningún hecho delictivo, la joven enfatizó que su denuncia se centra en “conductas moral y humanamente inaceptables” por parte de una figura pública con notable influencia y poder.
En una publicación posterior, Ivet aclaró:
“No estoy acusando a Alejandro Sanz de un delito. Estoy visibilizando comportamientos que me afectaron profundamente y que no deberían repetirse con nadie más”.
Hasta el momento, el cantante Alejandro Sanz no ha ofrecido ninguna declaración oficial sobre las acusaciones vertidas en su contra. La situación ha generado una fuerte reacción en redes sociales, dividiendo opiniones entre quienes piden una respuesta del artista y quienes exigen respeto por el proceso personal de la denunciante.
Este caso se suma a un creciente número de testimonios públicos que ponen de relieve las complejas dinámicas de poder que pueden surgir en las relaciones entre celebridades y jóvenes admiradores, y reabre el debate sobre los límites éticos en el ejercicio de la fama.