República Dominicana.– Con seis recientes producciones que han inyectado nueva energía y frescura al merengue, Steffany Constanza se afianza como la representante más sólida de la Generación Z en este género, proyectándose como una de las figuras llamadas a liderar la música tropical y caribeña en los próximos años.
Su trayectoria está marcada por perseverancia, disciplina y una pasión inquebrantable por el merengue. Nacida en una zona montañosa y portadora de grandes sueños, Steffany ha recorrido un camino de preparación y trabajo constante que hoy se refleja en un estilo propio, capaz de conectar de inmediato con el público y recibir elogios de la prensa especializada y de grandes figuras de la música dominicana.
Una propuesta renovada para el merengue
Bajo la producción y arreglos de Moisés Sánchez, la artista ha logrado fusionar el merengue tradicional con elementos contemporáneos: guitarras acústicas y eléctricas propias del rock, la balada pop y la bachata, dejando atrás el piano característico y apostando por un sonido moderno sin perder la esencia del género.
Su tema “Llegó Navidad”, compuesto por Luis Medrano, es una celebración de las tradiciones y la alegría de las fiestas en América Latina y el Caribe, e incluye colaboraciones con artistas urbanos como Chimbala, Mozart La Para, Crazy Design, Musicólogo y Químico Ultramega, además de la leyenda del merengue Fernando Villalona.
Entre sus otros temas recientes destacan:
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“Dejemos Que Pase” (María Becerra, Big One y Daniel Ismael Real), donde luce su expresividad vocal y carisma.
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“Qué Necesidad” (Marcos Romero), con un merengue fresco y adaptado a la sensibilidad de la Generación Z.
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“Hola Mi Amor” (Junco Oficial / Ricardo Gabarre), que reafirma la fusión entre tradición y modernidad.
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“El Cigarrillo” (Tito Fernández), con matices sonoros que cautivan a los amantes de la música de calidad.
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“El Traidor” (Luis Medrano), un merengue intenso que explora el amor, el desamor y sus huellas emocionales.
Proyección y compromiso
Steffany Constanza no solo busca conservar el legado del merengue, sino construir un puente hacia las nuevas generaciones, adaptando el género a las tendencias del siglo XXI sin sacrificar su identidad. Su presencia escénica, sumada a su capacidad de interpretación, la colocan como una de las artistas dominicanas con mayor proyección internacional.
Con pasos firmes y un enfoque claro, esta joven que “bajó de la montaña” se encamina a dejar su huella en la historia del merengue y de la música tropical, llevando el ritmo emblemático de la República Dominicana al presente y al futuro.