Santo Domingo.– Las remesas familiares se han consolidado como una de las principales fuentes de divisas para Centroamérica y República Dominicana, superando en muchos casos a las exportaciones y a la inversión extranjera directa. Según la Secretaría Ejecutiva del Consejo Monetario Centroamericano (Secmca), en países como El Salvador, Honduras y Nicaragua estos flujos equivalen a cerca del 27 % del PIB, mientras que en Guatemala superan el 19 %.
RD: remesas en alza de doble dígito
En el caso dominicano, el Banco Central de la República Dominicana (BCRD) informó que entre enero y agosto de 2025 las remesas ascendieron a US$7,921.0 millones, cifra que representa un aumento de US$808.5 millones (11.4 %)respecto al mismo período de 2024.
Solo en agosto ingresaron US$1,046.5 millones, un 9.9 % más que en igual mes del año pasado, marcando la tercera vez en lo que va de 2025 que los envíos superan los US$1,000 millones. Estos recursos provienen principalmente de la diáspora en Estados Unidos (80.4 %), seguidos por España (7.6 %), Italia (1.5 %), Haití (1.3 %) y Suiza (1.2 %).
Los fondos se concentran en las zonas urbanas: Distrito Nacional (47.5 %), Santiago (10.6 %) y Santo Domingo (7.0 %) recibieron en conjunto dos terceras partes de los envíos.
Impacto en la región
Los estudios revelan que el destino de las remesas varía entre países:
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En El Salvador, el 98.7 % se dedica al consumo y apenas el 1.3 % a inversión.
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En Guatemala, según la OIM (2022), un 58.4 % se destina a consumo, 29.3 % a inversión y ahorro, y 12.3 % a salud y educación.
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En Honduras, el 76.4 % se usa para manutención, y porcentajes mínimos se destinan a educación (2.9 %), ahorro (2.5 %) e inversión (1.4 %).
Estos patrones evidencian que, aunque en algunos países las remesas fomentan ahorro e inversión, en la mayoría continúan siendo un mecanismo de subsistencia.
Perspectivas 2025
El BCRD estima que al cierre del año las remesas en República Dominicana superarán los US$11,700 millones, acompañadas de ingresos por inversión extranjera directa (US$4,800 millones) y exportaciones de oro (US$2,000 millones), impulsadas por los altos precios internacionales.
En conjunto, estos flujos de divisas continuarán siendo determinantes para la estabilidad macroeconómica y el financiamiento de los sectores más vulnerables, consolidando el papel de las remesas como un pilar estructural de las economías centroamericanas y caribeñas.