Santo Domingo. – Con la presencia del presidente de la República, Luis Abinader Corona; la vicepresidenta Raquel Peña; la primera dama Raquel Arbaje; el pastor Milcíades Franjul, enlace del Poder Ejecutivo con las Iglesias Evangélicas; y el padre Kelvin Acevedo, se conmemoró en el salón Las Cariátides del Palacio Nacional el Día Nacional de la Biblia.
La ceremonia inició con una oración a cargo del reverendo Miguel Núñez, pastor de la Iglesia Bautista Internacional, en un ambiente de solemnidad y gratitud. El acto estuvo acompañado por alabanzas interpretadas por la cantante cristiana Matty Martínez y la Orquesta de la Iglesia Bautista, reuniendo a diplomáticos, ministros, congresistas, líderes cristianos y representantes de diversas iglesias del país.
Palabra de reflexión y compromiso
En su discurso, el pastor Milcíades Franjul, director de la Oficina de Enlace Cristiano, destacó la trascendencia de la Biblia como fundamento de la vida nacional:
“La Biblia ha sido y seguirá siendo un faro de luz y esperanza para nuestra nación. Su mensaje nos inspira a trabajar con integridad, amor al prójimo y compromiso con los valores que fortalecen la democracia y la paz social”, expresó Franjul.
El funcionario agradeció además al presidente Abinader por ser el primer mandatario en celebrar esta fecha en el Palacio Nacional, subrayando su apoyo constante a las iniciativas dirigidas a la comunidad cristiana.
Reflexión bíblica
Durante la prédica central, el pastor Víctor Tiburcio, presidente del Ministerio Aliento Visión, expuso el mensaje de las bienaventuranzas, explicando que la verdadera bienaventuranza no radica en la abundancia material, sino en vivir conforme a la voluntad de Dios. Invitó a los presentes a seguir el llamado de Jesús como camino hacia la auténtica felicidad.
Tradición nacional
El Día Nacional de la Biblia se conmemora cada 27 de septiembre, según lo establecido por la Ley 204-84, como un reconocimiento a la influencia de las Sagradas Escrituras en la vida espiritual, cultural y moral del pueblo dominicano.
La actividad concluyó con un llamado a continuar promoviendo la lectura y práctica de la Biblia en hogares, escuelas e instituciones, reafirmando su valor como guía de vida y principios para la nación.