Una amenaza digital que pone en jaque la confianza pública
Los deepfakes, una tecnología impulsada por inteligencia artificial (IA) que permite crear imágenes, audios o videos falsos con apariencia real, se han convertido en una de las mayores amenazas en materia de comunicación digital y ciberseguridad a nivel mundial. La República Dominicana no escapa a este fenómeno, cuyo crecimiento acelerado en los últimos años genera alarma tanto en el ámbito social como institucional.
Aunque esta herramienta comenzó a hacerse conocida internacionalmente a partir de 2017, en la actualidad su uso se ha masificado, expandiéndose a redes sociales, aplicaciones de mensajería y plataformas de entretenimiento, donde resulta cada vez más difícil diferenciar entre un contenido auténtico y uno manipulado.
Casos locales y riesgos inmediatos
En el país ya se han registrado situaciones en las que figuras públicas, artistas e incluso ciudadanos comunes han sido víctimas de montajes que alteran su imagen o voz para difundir mensajes falsos, comprometer reputaciones o manipular la opinión pública.
El impacto de estas falsificaciones va más allá del daño individual:
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Efectos sociales: la viralización inmediata en redes provoca desinformación masiva antes de que la víctima pueda aclarar la situación.
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Riesgos políticos: expertos en seguridad nacional advierten que esta tecnología podría ser utilizada para campañas de manipulación o desestabilización en procesos electorales.
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Afectación económica: empresas y marcas también pueden sufrir pérdidas de credibilidad ante la difusión de material adulterado vinculado a su imagen corporativa.
Advertencias de los expertos
Especialistas en ciberseguridad alertan que los deepfakes constituyen una amenaza “silenciosa” pero poderosa, capaz de minar la confianza en la información digital. Según coinciden varios analistas, el país debe anticiparse a posibles escenarios de desinformación organizada, en los que estas herramientas podrían convertirse en armas estratégicas.
“Estamos ante una tecnología que evoluciona más rápido que la capacidad de la sociedad para adaptarse. Si no desarrollamos políticas de prevención y mecanismos de detección, los riesgos para la estabilidad social y democrática serán significativos”, apuntó un experto consultado.
Medidas y recomendaciones
Frente a este escenario, autoridades y especialistas recomiendan a la población dominicana adoptar medidas de precaución y educación digital:
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Verificar fuentes: confirmar la autenticidad de los contenidos antes de compartir videos o audios sospechosos.
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Denunciar irregularidades: notificar a las plataformas digitales y a las instancias correspondientes los casos detectados.
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Fomentar la alfabetización digital: promover programas educativos que enseñen a identificar manipulaciones y fortalezcan la cultura de consumo crítico de información.
Asimismo, se ha planteado la necesidad de que el Estado, las universidades y el sector privado articulen políticas conjuntas para desarrollar tecnologías de detección y marcos regulatorios adaptados a este nuevo contexto.
Un desafío de la era digital
El auge de los deepfakes plantea un reto de grandes dimensiones para la República Dominicana. En una sociedad donde la velocidad de la información es cada vez mayor, la frontera entre la verdad y la falsedad se vuelve difusa, y sin una respuesta oportuna, la desinformación puede convertirse en un arma de doble filo.
El país enfrenta ahora el desafío de adaptarse y fortalecer sus defensas en el terreno digital para salvaguardar tanto la credibilidad individual como la estabilidad colectiva.