Santo Domingo.– La salud del corazón no depende de un único factor, sino del equilibrio entre alimentación, ejercicio y descanso. Así lo explica el cardiólogo e internista Smaley Abreu, quien advierte que los malos hábitos están provocando complicaciones cardíacas cada vez más frecuentes en pacientes jóvenes en República Dominicana y otros países de la región.
Tres pilares para un corazón sano
El especialista, que ejerce en la Clínica Irmie, en Baní, enfatiza que los tres componentes esenciales —alimentación balanceada, actividad física regular y descanso adecuado— deben considerarse de manera conjunta.
“No hacemos nada realizando todos los ejercicios del mundo si al final del día comemos grandes cantidades de comida chatarra o ultraprocesada”, señala Abreu.
Recomendaciones internacionales para el cuidado cardiovascular:
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Descanso: dormir entre 7 y 9 horas diarias, gestionar el estrés y realizar pausas activas.
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Ejercicio: al menos 150 minutos semanales de actividad aeróbica moderada más entrenamiento de fuerza dos veces por semana.
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Alimentación: frutas, proteínas magras, cereales integrales y vegetales, con bajo consumo de azúcares y grasas saturadas.
El cardiólogo recuerda además la importancia de los chequeos médicos periódicos para detectar de forma temprana hipertensión, diabetes, colesterol alto y otras condiciones de riesgo.
Diferencias entre hombres y mujeres
Abreu explica que existen factores hormonales que hacen que los problemas cardíacos se manifiesten de manera distinta. Los estrógenos protegen a la mujer en la etapa premenopáusica, lo que retrasa la aparición de infartos en comparación con los hombres.
No obstante, el aumento del tabaquismo, el estrés y los hábitos tóxicos en mujeres está reduciendo esa brecha. Tras la menopausia, la protección hormonal desaparece y las cifras se igualan.
Complicaciones en jóvenes: una tendencia preocupante
Según el cardiólogo, cada vez es más común ver en consulta a pacientes menores de 30 años con hipertensión, diabetes, obesidad, arritmias o incluso infartos recientes.
Entre los factores de riesgo más frecuentes se encuentran:
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Mala alimentación con exceso de sal, azúcares y grasas saturadas.
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Sedentarismo y estrés crónico.
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Consumo de alcohol, tabaco, drogas y vapeo.
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Contaminación ambiental.
“Prevenir a edad temprana es esencial para no tener problemas cardíacos en el futuro”, advierte Abreu.
El ejercicio: aliado clave, pero con precaución
El especialista recomienda realizar una evaluación cardiológica antes de deportes de alta intensidad, como levantamiento de pesas o competencias atléticas, ya que algunas personas aparentemente sanas pueden presentar anomalías congénitas o arritmias que solo se revelan bajo esfuerzo.
Para actividades moderadas —caminar, nadar recreativamente o practicar yoga— suele bastar con la autopercepción y la escucha del propio cuerpo, prestando atención a señales de alerta como dolor en el pecho, palpitaciones o dificultad respiratoria inusual.
Ayuno intermitente: beneficios y riesgos
El ayuno intermitente ha ganado popularidad, pero Abreu advierte que no debe practicarse sin orientación médica.
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En personas sanas, puede ayudar a perder peso, regular la glucosa y controlar la presión arterial.
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En pacientes con antecedentes cardiovasculares (infartos, arritmias, insuficiencia cardíaca), puede resultar riesgoso si se hace de forma extrema, ya que genera fatiga, desequilibrio de electrolitos y aumenta la carga sobre el corazón.
“Recomiendo no hacerlo por moda, sino solo después de una evaluación médica previa”, puntualiza.
Conclusión: la prevención empieza temprano
El Dr. Smaley Abreu subraya que no hay que esperar a los 40 años ni a los primeros síntomas para cuidar el corazón. La prevención desde los 20 o 25 años marca la diferencia.
Un corazón sano se sostiene en la constancia de hábitos equilibrados: alimentación, ejercicio, descanso y controles médicos regulares.
📌 “La educación sobre hábitos saludables y la prevención temprana son las herramientas más poderosas para proteger nuestra salud cardiovascular a lo largo de toda la vida”, concluye el especialista.