Entre creencias populares, simbolismo religioso y explicaciones científicas
El Viernes Santo es una de las fechas más solemnes del calendario cristiano. Se conmemora la pasión, crucifixión y muerte de Jesucristo en el monte Calvario, un acto central dentro del Triduo Pascual que invita al recogimiento, la reflexión y la fe. Sin embargo, cada año resurge una pregunta que mezcla tradición, misterio y naturaleza: ¿por qué llueve en Viernes Santo?
Una jornada de recogimiento y penitencia
En esta fecha, los fieles de la Iglesia Católica practican el ayuno y la abstinencia de carne como forma de penitencia. También es conmemorada por otras denominaciones cristianas como ortodoxos, luteranos, anglicanos y metodistas. Se trata de un día cargado de simbolismo espiritual, donde el silencio y la devoción se hacen presentes.
¿Y la lluvia? Las creencias populares
A lo largo de generaciones, diversas culturas cristianas han asociado la lluvia del Viernes Santo con manifestaciones divinas. Existen dos interpretaciones populares muy extendidas:
- La lluvia es bendita:
Muchos creen que si llueve un Viernes Santo, esa agua es sagrada. Algunas personas la recogen y la conservan para usarla como protección en el hogar o como remedio para curar enfermedades, una tradición que se mantiene viva en comunidades rurales y devotas. - La lluvia como llanto del cielo o castigo divino:
Otra visión afirma que la lluvia representa el dolor del cielo por la muerte de Cristo, o incluso un castigo simbólico por los pecados de la humanidad. Esta creencia, aunque arraigada en sectores conservadores, contrasta con la doctrina cristiana del amor y la redención que promueve el Nuevo Testamento, donde Dios perdona en lugar de castigar.
La ciencia tiene su explicación
Desde el punto de vista meteorológico, no hay una relación directa entre la fecha religiosa y la lluvia. Sin embargo, el Viernes Santo cae entre marzo y abril, en plena transición climática en el hemisferio norte, lo que coincide con el inicio de la primavera, época propensa a lluvias moderadas y cambios atmosféricos.
Además, algunos relacionan las lluvias con la influencia de la Luna llena, que puede coincidir con Semana Santa. Se dice que eventos lunares como la “Luna rosa” ejercen mayor fuerza gravitacional sobre la Tierra, lo que podría contribuir a ciertas perturbaciones atmosféricas favorables para las precipitaciones.
Naturaleza, tradición y fe
La lluvia durante el Viernes Santo puede tener múltiples interpretaciones: para algunos es solo un fenómeno natural, para otros, una señal cargada de espiritualidad. Lo cierto es que esta creencia, más allá de su base científica o simbólica, forma parte del acervo cultural y religioso que rodea la Semana Santa.
Ya sea por fe, tradición o ciencia, la lluvia en esta fecha sigue tocando el corazón de los creyentes, recordando el sacrificio de Cristo y renovando la esperanza de redención.