Washington, D.C. / Santo Domingo – Un documento desclasificado de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), fechado el 23 de septiembre de 1965, revela profundas inconsistencias y contradicciones en la versión oficial sostenida por el Gobierno de los Estados Unidos respecto a su intervención militar en la República Dominicana, en abril de ese mismo año.
Según el documento, recientemente analizado por investigadores e historiadores, la narrativa dominante que justificaba la acción militar —centrada en la protección de vidas estadounidenses y la contención del comunismo— habría encubierto otros intereses políticos, entre ellos, el bloqueo al eventual retorno al poder del expresidente Juan Bosch, electo democráticamente en 1962 y derrocado apenas siete meses después.
Crítica interna y manipulación informativa
El informe critica duramente una cronología de los hechos elaborada por el Comité de Relaciones Exteriores del Senado de EE. UU., calificándola de “distorsionada y tendenciosa”, en gran parte por basarse en reportes de medios como el New York Times, Washington Post y New York Herald Tribune, que —según el texto— ofrecían una interpretación parcial de la situación en Santo Domingo.
A pesar de que la versión oficial sostenía la tesis de un “inminente colapso comunista”, el documento sugiere que esa narrativa habría sido instrumentalizada para legitimar la intervención militar y evitar el regreso de Bosch, considerado por algunos sectores en Washington como una figura con una agenda reformista que amenazaba intereses estratégicos estadounidenses.
“La intervención fue presentada como necesaria para evitar un golpe comunista. Sin embargo, el documento desclasificado reconoce que esta amenaza pudo haber sido exagerada con fines políticos”, señala un extracto del análisis.
Posturas encontradas en el Congreso y la prensa
El informe incluye un discurso del senador Albert Rains Selden, quien defendió en el Senado la actuación del Ejecutivo, denunciando el uso de datos imprecisos y acusando a la prensa de difundir una narrativa sesgada en contra de la intervención.
Sin embargo, otros sectores —incluyendo senadores, medios y analistas— expresaron profunda preocupación por la legitimidad del operativo militar, señalando que EE. UU. colaboró con sectores retrógrados del ejército dominicano, actuó al margen de la Organización de Estados Americanos (OEA) y socavó aspiraciones democráticas del pueblo dominicano.
“Estados Unidos se dirigió tardíamente a la OEA para buscar una cobertura institucional, tras una intervención que fue mal recibida en América Latina”, añade el documento.
Juan Bosch: ¿figura incómoda para Washington?
El expresidente Juan Bosch emerge como un eje clave en el informe. El análisis sugiere que su eventual regreso al poder era visto como una amenaza para los intereses políticos y económicos estadounidenses en la región, al representar un cambio profundo en la estructura de poder tradicional de la República Dominicana.
“La intervención tuvo también como objetivo impedir la reinstalación de Bosch, cuyo programa reformista representaba un giro disruptivo para la política regional”, concluye uno de los pasajes más reveladores del documento.
Revisión histórica pendiente
Este informe desclasificado reabre el debate sobre la verdadera naturaleza de la intervención de 1965, uno de los episodios más controversiales de la Guerra Fría en el Caribe. Aunque por décadas se sostuvo su justificación en la doctrina anticomunista de la época, este nuevo análisis contribuye a una relectura crítica del papel de Estados Unidos en los conflictos internos de América Latina.
La revelación añade otra capa al complejo entramado de intereses geopolíticos, tensiones ideológicas y luchas internas que definieron el destino de la República Dominicana en una de sus etapas más turbulentas del siglo XX.