Ginebra, 25 abr (EFE).- La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha lanzado nuevas directrices para ayudar a detectar tempranamente la carencia de hierro durante el embarazo y en niños pequeños, dos grupos especialmente vulnerables. La carencia de hierro en menores de dos años puede tener efectos irreversibles en el desarrollo cerebral, afectando negativamente el aprendizaje y el rendimiento escolar en etapas posteriores. Del mismo modo, la deficiencia de hierro en mujeres embarazadas, especialmente durante el último trimestre, puede comprometer el desarrollo cognitivo de los niños.
Las nuevas directrices, tituladas “Guidelines on the use of ferritin concentrations to assess iron status in individuals and populations”, se centran en el uso de la ferritina, un biomarcador clave, para evaluar el estado de hierro en las personas. La ferritina es una proteína que circula en la sangre en niveles bajos cuando hay carencia de hierro y altos cuando hay sobrecarga de hierro. Medir la ferritina, junto con una evaluación clínica y de laboratorio, permite a los profesionales de la salud detectar problemas de hierro con mayor precisión y aplicar intervenciones adecuadas tanto a nivel individual como poblacional.
El Dr. Francesco Branca, Director del Departamento de Nutrición e Inocuidad de los Alimentos de la OMS, subrayó que, a pesar de los esfuerzos, los avances en la reducción de la anemia han sido limitados. Actualmente, 614 millones de mujeres y 280 millones de niños en todo el mundo padecen esta condición, que es una de las principales consecuencias de la carencia de hierro.
El hierro es esencial para funciones vitales como el transporte de oxígeno, la síntesis del ADN y el metabolismo muscular. La carencia de hierro es la principal causa de la anemia, que afecta al 33% de las mujeres no embarazadas, al 40% de las embarazadas y al 42% de los niños. Además de los efectos negativos en el desarrollo infantil, la deficiencia de hierro en adultos puede provocar fatiga, bajo rendimiento físico y una disminución de la productividad laboral.
Las nuevas directrices de la OMS también abordan la detección temprana de la sobrecarga de hierro, un trastorno que puede derivar de condiciones como la hemocromatosis hereditaria o transfusiones de sangre repetidas. La acumulación excesiva de hierro también puede provocar problemas de salud si no se maneja adecuadamente.
Al comprender mejor la prevalencia y distribución de la carencia de hierro y la sobrecarga de hierro, los países pueden elegir intervenciones más efectivas y mejorar la salud pública en general. Esto es particularmente importante en países donde las enfermedades infecciosas son prevalentes, ya que la deficiencia de hierro a menudo coexiste con estas condiciones, lo que hace esencial una evaluación adecuada del estado de hierro.
La OMS espera que estas directrices ayuden a los países a tomar decisiones basadas en evidencia científica para reducir la carencia de hierro y mejorar la calidad de vida de las poblaciones.