Bruselas, Bélgica. – La Comisión Europea anunció la imposición de fuertes multas a las tecnológicas Apple y Meta, en el primer uso de su nueva legislación de competencia digital. Las sanciones llegan en un momento de creciente tensión comercial con Estados Unidos, cuyo gobierno ha criticado duramente la normativa europea.
Apple fue multada con 500 millones de euros (unos USD 570 millones) y Meta, matriz de Facebook e Instagram, con 200 millones de euros (alrededor de USD 230 millones), por infringir disposiciones clave de la Ley de Mercados Digitales (DMA, por sus siglas en inglés).
Según Bruselas, Apple limitó la libertad de los desarrolladores de ofrecer precios más bajos fuera de su ecosistema, mientras que Meta impuso un modelo de privacidad en el que los usuarios deben aceptar el uso de sus datos o pagar por acceder a sus plataformas, algo que la Comisión considera contrario al espíritu de la ley.
“Estas sanciones envían un mensaje fuerte y claro”, dijo Teresa Ribera, comisaria europea de Transición Justa y Competitiva. “Son medidas firmes, pero equilibradas”, añadió.
Reacciones y apelaciones
Tanto Apple como Meta adelantaron que apelarán las multas. Apple cuestionó el proceso regulatorio, alegando falta de claridad y cambios constantes en las exigencias, pese a haber invertido “centenas de miles de horas de ingeniería” para cumplir con la DMA.
Meta, por su parte, afirmó que ya ha modificado su modelo de negocio en Europa en dos ocasiones y acusó a la UE de obligarla “de hecho a ofrecer servicios gratuitos”, lo que considera una interferencia directa en su estructura comercial.
Ambas empresas tienen 60 días para iniciar su adaptación, bajo riesgo de recibir sanciones adicionales.
Contexto geopolítico: fricciones con EE. UU.
Las leyes europeas DMA y su compañera, la Ley de Servicios Digitales (DSA), han sido blanco de críticas del gobierno de Estados Unidos, especialmente tras el regreso de Donald Trump a la presidencia. Washington considera que estas regulaciones constituyen una “barrera no arancelaria” que perjudica desproporcionadamente a las compañías estadounidenses.
La administración estadounidense también ha expresado preocupación por lo que percibe como una aplicación desigual de las normas, señalando que empresas tecnológicas chinas y europeas no enfrentan las mismas restricciones.