Elías Piña, República Dominicana. – El avance de las bandas criminales en Haití ha transformado drásticamente la actividad económica en el mercado binacional de Elías Piña, donde antes circulaban cientos de camiones cargados de mercancías y hoy apenas se observan carretillas y motocarros cruzando hacia el vecino país. La violencia desatada en localidades haitianas cercanas ha reducido en más de un 90 % el comercio habitual.
Hasta hace pocas semanas, este punto fronterizo funcionaba con dinamismo los lunes y viernes, días en que se abre el portón a las 8:00 a.m. para permitir el intercambio comercial. Sin embargo, el miedo a los grupos armados ha paralizado gran parte de la actividad. Según datos de las autoridades, de unos 400 camiones que pasaban hacia Haití, ahora apenas cruzan 40.
El comerciante Jaime Peguero, con 13 años de experiencia vendiendo productos al por mayor, relató a la prensa que el temor de los haitianos a ser asaltados por bandas en sectores como Mirebalais y Las Caobas ha desplomado las ventas. “Los haitianos tienen miedo de venir a comprar porque les quitan las mercancías, les atracan los camiones”, expresó.
Por su parte, el joven comerciante haitiano Anthony Félix aseguró que ahora solo acude al mercado a conseguir lo básico para comer. “Ya no pasan los camiones. La gente tiene miedo. Antes vendía hasta 20 mil pesos, ahora nada”, lamentó.
La situación se agudizó luego de que grupos armados tomaran la comunidad de Mirebalais, a tan solo 50 kilómetros de Elías Piña, y ocuparan temporalmente la sede del consulado dominicano, aunque sin causar víctimas gracias a que el personal fue evacuado previamente.
La seguridad ha sido reforzada en la zona por parte del Cuerpo Especializado en Seguridad Fronteriza Terrestre (Cesfront), que vigila estrictamente el ingreso de personas y mercancías por el portón fronterizo. A pesar de ello, la incertidumbre domina entre los comerciantes, quienes temen que las bandas puedan seguir avanzando hacia la línea divisoria.
“La única opción es correr o morir. La gente duerme con un ojo cerrado y el otro abierto”, expresó un comerciante haitiano sobre el clima de miedo que se vive del otro lado de la frontera.
Magaly Marcelina, una mujer haitiana deportada de República Dominicana tras vivir 26 años en el país, contó que muchas familias están huyendo a las montañas sin rumbo, mientras el comercio cae a mínimos históricos. “Antes vendíamos mucho, pero ya no hay movimiento. Ya solo gano 300 pesos por jornada”, relató.
Las autoridades dominicanas han reiterado su preocupación por el impacto regional de la crisis haitiana. En una reciente intervención ante el Consejo de Seguridad de la ONU, el canciller Roberto Álvarez advirtió que la situación representa una amenaza directa para la seguridad nacional y que los grupos armados han manifestado intenciones de llegar hasta la frontera.
A pesar del miedo, comerciantes como Peguero mantienen la esperanza: “Estamos preocupados por si llegan al portón, pero quiera Dios que eso no ocurra. Confiamos en el Ejército y en el muro fronterizo”.