Washington, D.C. — En una medida sin precedentes, más de 60 inmigrantes indocumentados partieron este lunes desde Estados Unidos hacia sus países de origen en el primer vuelo del denominado Proyecto de Regreso a Casa, una iniciativa impulsada por la administración del presidente Donald Trump para facilitar la autodeportación voluntaria.
La secretaria de Seguridad Interna, Kristi Noem, confirmó que los participantes del programa recibieron apoyo logístico completo para su repatriación, así como un estipendio único de 1,000 dólares. Además, todos los inmigrantes que se acogieron voluntariamente a la iniciativa conservarán el derecho a solicitar un reingreso legal a Estados Unidos en el futuro.
“El Proyecto de Regreso a Casa es una alternativa humanitaria que permite a los inmigrantes tomar el control de su situación migratoria, evitando procesos judiciales prolongados y potenciales órdenes de deportación forzada”, declaró Noem.
Este primer vuelo, considerado piloto dentro del programa, marca un giro estratégico en la política migratoria del segundo mandato de Trump, centrado en el fortalecimiento del control fronterizo y la reducción de la población indocumentada en territorio estadounidense. Según fuentes oficiales, se están evaluando nuevas rutas para futuros vuelos hacia países de América Latina, África y Asia, en coordinación con gobiernos locales y agencias internacionales.
El programa ha generado reacciones divididas entre sectores políticos y organizaciones defensoras de los derechos de los migrantes. Mientras el Gobierno lo promueve como una medida “ordenada, voluntaria y digna”, críticos advierten que puede fomentar presión indirecta sobre comunidades vulnerables, particularmente aquellas que enfrentan dificultades económicas o amenazas legales.
Por el momento, el Departamento de Seguridad Interna ha indicado que más de 3,000 inmigrantes han expresado interés en sumarse a futuras fases del proyecto.