Teherán. La quinta ronda de negociaciones nucleares entre Irán y Estados Unidos, que se celebrará este viernes en Roma, llega en medio de un clima de máxima tensión y con las posturas de ambas partes más enfrentadas que nunca. El punto de quiebre sigue siendo el enriquecimiento de uranio: Washington exige su total suspensión, mientras Teherán insiste en que es un derecho soberano innegociable.
Durante toda la semana, Irán llegó incluso a poner en duda su asistencia a esta nueva cita diplomática. Sin embargo, finalmente confirmó su participación, aunque reiterando que no cederá a las exigencias estadounidenses. “No hay ningún escenario en el que Irán abandone su derecho al enriquecimiento con fines pacíficos”, advirtió el ministro de Exteriores y negociador nuclear, Abás Araqchí.
La escalada verbal se agravó después de que Steve Witkoff, el enviado especial de EE. UU. para Oriente Medio, declarara a la cadena ABC que el enriquecimiento es una “línea roja” para su país: “No podemos permitir ni siquiera el 1 % de la capacidad de enriquecimiento”. Estas palabras marcaron un endurecimiento en la posición de Washington, que antes hablaba solo de limitar el programa nuclear iraní, no de eliminarlo por completo.
El líder supremo iraní, Ali Jameneí, calificó la postura estadounidense de “tontería” y vaticinó el fracaso del proceso: “No creemos que funcione. No sabemos qué pasará”, declaró con escepticismo.
Desde que Donald Trump retiró a EE. UU. del acuerdo nuclear de 2015 —que limitaba el enriquecimiento de uranio y suspendía las sanciones— Irán ha expandido su programa atómico. Según el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), Teherán acumula ahora 8,294 kilos de uranio enriquecido, incluidos 274 kilos al 60 % de pureza, lo que preocupa profundamente a Occidente.
Tensión con Israel
A la delicada situación se suman nuevas amenazas regionales. La cadena CNN informó que Israel estaría preparando un ataque contra instalaciones nucleares iraníes, según fuentes estadounidenses. En respuesta, Araqchí advirtió que su país “no se detendrá ante nada” para proteger sus intereses: “Responderemos enérgicamente a cualquier transgresión”, afirmó en la red social X.
El jefe de la diplomacia iraní también pidió a la comunidad internacional que actúe para frenar las amenazas de Israel. “Si no se controlan, Irán se verá obligado a tomar medidas especiales en defensa de nuestras instalaciones y materiales nucleares”, declaró.
Mientras tanto, el expresidente Donald Trump sigue ejerciendo presión desde Washington, afirmando que “algo malo va a pasar” a Irán si no accede a firmar un pacto.
Un proceso bajo amenaza
La nueva ronda en Roma —la quinta desde que comenzaron las conversaciones el 12 de abril— llega en un contexto marcado por la desconfianza y la posibilidad real de un colapso diplomático. Las rondas anteriores, la mayoría en Mascate, habían sido calificadas como “útiles” por ambas partes, pero el endurecimiento de las exigencias y la retórica bélica amenazan con hacer descarrilar todo el proceso.
La comunidad internacional observa con preocupación el deterioro de las negociaciones, que no solo comprometen la estabilidad de Medio Oriente, sino que podrían reactivar una carrera armamentista nuclear con consecuencias globales.