Apple atraviesa una importante crisis interna debido a los retrasos en el lanzamiento de la nueva versión de su asistente de voz Siri y a la percepción de estar rezagada en la carrera por la inteligencia artificial (IA), según un detallado reporte de Bloomberg.
La actualización de Siri, originalmente prometida para la Worldwide Developers Conference (WWDC) 2025, no tiene aún fecha de lanzamiento, generando frustración tanto dentro como fuera de la compañía. Usuarios y expertos han señalado que varias de las funciones promocionadas desde el iPhone 16 aún no están disponibles, lo que ha derivado en demandas colectivas por publicidad engañosa.
La crisis se intensificó tras pruebas internas que evidenciaron fallas críticas en iOS 18.4, entre ellas la incapacidad para acceder a datos personales mediante comandos de voz. Las demostraciones vistas en la WWDC anterior correspondían a prototipos y no a un sistema plenamente funcional, lo que obligó a posponer indefinidamente el lanzamiento.
Altos ejecutivos de Apple, incluyendo a Eddy Cue, vicepresidente senior de servicios, han expresado preocupación sobre el riesgo de que Apple pierda su liderazgo tecnológico ante competidores que avanzan rápidamente en IA, como Google, Meta y Amazon. Cue advirtió que, al igual que Nokia fue desplazada por el iPhone, la emblemática marca de Apple podría volverse irrelevante en menos de una década.
Los problemas técnicos están relacionados con una infraestructura dividida en dos sistemas —uno antiguo para funciones tradicionales y otro nuevo para IA— que dificulta la integración y genera errores recurrentes, descritos internamente como un “juego del topo”. Además, la cultura corporativa cautelosa y perfeccionista de Apple ha frenado la innovación acelerada que demanda la inteligencia artificial.
Decisiones financieras conservadoras, como la limitación en la compra de unidades de procesamiento gráfico (GPU) para entrenar modelos de lenguaje, han contribuido a la lentitud en los avances. La política de privacidad de Apple, aunque valorada por sus usuarios, restringe el acceso a datos valiosos para mejorar sus algoritmos, obligando a la empresa a depender de conjuntos de datos limitados y sintéticos.
Tras la cancelación en 2023 del ambicioso proyecto de automóvil autónomo, que implicó la reintegración de ingenieros y un duro golpe a sus aspiraciones en IA, Apple ha reorganizado su estructura. Mike Rockwell, responsable del visor Vision Pro, asumió la dirección del desarrollo de Siri, reportando a Craig Federighi, jefe de software, quien ahora supervisa la hoja de ruta de IA.
Los equipos en Zúrich trabajan en un modelo monolítico basado en un gran modelo de lenguaje (LLM Siri), mientras miles de analistas revisan resultados para minimizar errores conocidos como “alucinaciones”. Además, Apple ha empezado a integrar tecnologías de terceros, incluyendo ChatGPT de OpenAI, que ya se usa en algunas funciones y mejora la experiencia de usuario.
Las presiones regulatorias en Europa han obligado a Apple a permitir que los usuarios elijan asistentes de voz de terceros, lo que podría acelerar la migración hacia competidores. La empresa también explora integrar proveedores alternativos para el motor de búsqueda en Safari, cuyo acuerdo con Google representa actualmente ingresos anuales millonarios.
Para la próxima WWDC 2025, Apple planea enfocarse en mejoras incrementales en Apple Intelligence y nuevas funciones, pero no se esperan avances significativos en Siri. La empresa busca además separar la marca Apple Intelligence de Siri para mejorar su percepción y evitar anunciar funciones con demasiada anticipación.
A pesar de los desafíos, expertos como Dag Kittlaus, cofundador original de Siri, mantienen la esperanza en la capacidad de Apple para retomar el liderazgo si logra potenciar significativamente la inteligencia de su asistente. “Todavía tienen el botón, la marca y todas las oportunidades para convertirse en el asistente preferido”, concluyó.