Un creciente cuerpo de investigaciones científicas ha establecido una relación significativa entre el uso excesivo de redes sociales en niños de entre 9 y 10 años y el desarrollo de síntomas depresivos en etapas posteriores de la infancia y adolescencia. Estudios recientes sugieren que la exposición prolongada a plataformas digitales puede afectar negativamente la salud mental de los menores, aumentando la vulnerabilidad a trastornos emocionales y afectivos.
Especialistas en psicología infantil y salud pública destacan la importancia de un monitoreo riguroso y la limitación del tiempo de pantalla en edades tempranas. Según los expertos, la interacción constante con redes sociales puede generar sentimientos de ansiedad, baja autoestima, aislamiento social y, en algunos casos, síntomas clínicos de depresión. El fenómeno se atribuye a varios factores, entre ellos la comparación social negativa, el ciberacoso y la sobreestimulación sensorial.
Los profesionales recomiendan a los padres, educadores y responsables del cuidado infantil implementar estrategias para promover un uso equilibrado y saludable de la tecnología. Entre las medidas sugeridas se encuentran establecer horarios específicos para el uso de dispositivos electrónicos, fomentar actividades al aire libre y promover la comunicación abierta sobre las experiencias digitales de los niños.
Asimismo, se enfatiza la necesidad de políticas públicas orientadas a educar a la población sobre los riesgos asociados al uso indebido de redes sociales, así como la promoción de programas escolares que integren la educación digital y el bienestar emocional.
La prevención temprana y la intervención oportuna son clave para minimizar el impacto negativo de las redes sociales en la salud mental infantil y garantizar un desarrollo psicológico saludable en las nuevas generaciones.