París, Francia – 20 de junio de 2025. Mientras la capital francesa se prepara para enfrentar una intensa ola de calor este fin de semana, una solución innovadora y poco conocida mantiene frescos algunos de sus monumentos más emblemáticos, incluido el museo del Louvre: una red subterránea de enfriamiento alimentada por el río Sena.
Desde 1991, París ha utilizado el agua del Sena para enfriar más de 800 edificios a través del sistema de refrigeración urbana más extenso de Europa. Con 110 kilómetros de tuberías subterráneas, esta red permite reducir drásticamente la dependencia del aire acondicionado tradicional, disminuyendo así el consumo energético y las emisiones contaminantes.
“¡Es como en Batman!”, comentó un transeúnte sorprendido al ver emerger una escalera que lleva al sistema subterráneo en el elegante octavo distrito de París.
Tecnología antigua, aplicación moderna
Aunque la técnica no es nueva —la sede de las Naciones Unidas en Nueva York ya usa agua del East River desde la década de 1950— su implementación sigue siendo limitada a nivel global debido a los altos requerimientos de infraestructura y planificación.
En París, sin embargo, el sistema ha crecido considerablemente ante la urgencia de enfrentar olas de calor cada vez más intensas y frecuentes. El proceso funciona de forma inversa a una red de calefacción: el calor se transfiere del aire a agua fría, que luego circula por edificios públicos y privados.
A diferencia de los aires acondicionados convencionales, esta solución no emite aire caliente al exterior ni utiliza gases refrigerantes dañinos. Según Fraîcheur de Paris, empresa que gestiona la red —copropiedad de la energética francesa Engie—, el sistema permite reducir el uso de productos químicos y las emisiones de dióxido de carbono, al tiempo que genera un ahorro significativo en electricidad.
“Si no actuamos ahora, haremos que esta ciudad sea completamente inhabitable”, advirtió Raphaëlle Nayral, secretaria general de Fraîcheur de Paris.
Una solución para el futuro
Estudios recientes advierten que las temperaturas estivales en París podrían alcanzar los 50 °C para el año 2050. Además, el uso masivo de aire acondicionado puede incrementar hasta en 0,5 °C el calor en áreas urbanas densas. Este tipo de climatización representa actualmente el 7% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero, según estimaciones de la ONU.
En París, 12 estaciones de enfriamiento bombean agua refrigerada del Sena a más de 860 edificios, entre ellos la Asamblea Nacional, la red ferroviaria, centros comerciales, salas de conciertos y, por supuesto, el Louvre.
Incluso en invierno, el sistema resulta útil para enfriar centros de datos y grandes instalaciones técnicas.
Uno de los aspectos más delicados del proceso es la protección del ecosistema del Sena. La normativa ambiental prohíbe devolver el agua al río si la temperatura ha aumentado más de 5 grados Celsius durante su uso.
Planes de expansión
La ciudad prevé duplicar la red para el año 2042, alcanzando los 245 kilómetros de cobertura y extendiendo el beneficio a hospitales, escuelas, residencias de ancianos y guarderías. No obstante, conectar viviendas individuales podría tomar más tiempo debido a la necesidad de adaptar los edificios a la infraestructura.
En medio de un planeta en calentamiento, París parece decidida a liderar con una solución local, sustentable y silenciosa que, como dice Nayral, suena “como el canto del Sena”.