Santo Domingo.– El Gobierno dominicano destina alrededor de RD$3,000 millones anuales al Banco Agrícola de la República Dominicana (Bagrícola) como subsidio para garantizar el acceso a financiamiento con tasas de interés bajas al sector agropecuario, según informó el administrador general de la entidad financiera estatal, Fernando Durán.
Este subsidio permite al banco mantener su operatividad, al tiempo que ofrece condiciones crediticias especiales que fomentan la producción agropecuaria y promueven la inclusión de distintos grupos sociales en el campo.
Tasas diferenciadas para fomentar la producción
Durán explicó que la tasa promedio de interés para los préstamos regulares del banco es de 8 %, dirigida principalmente al fomento agrícola general. No obstante, destacó que existen programas especiales con tasas diferenciadas:
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Mujeres rurales: acceden a financiamiento con una tasa de 7 % como incentivo para su inclusión productiva.
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Programa Campo Joven: otorga créditos a tasa 0 % para jóvenes productores, como estrategia para atraer nueva generación de agricultores.
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Feria Agropecuaria Nacional: durante este evento anual, se otorgan préstamos a una tasa de 6 % para la adquisición de material genético animal de alta calidad.
“Una de las maneras en que operamos ha sido con esas tasas y con los aportes que hace el Gobierno”, explicó el administrador general del Banco Agrícola.
Resultados financieros y sostenibilidad
Durán indicó que, a pesar del subsidio, el Banco Agrícola genera beneficios netos anuales por alrededor de RD$200 millones, recursos que son destinados a cubrir cuentas de productores afectados por eventos climáticos adversos.
El funcionario agregó que este respaldo gubernamental ha sido triplicado en comparación con administraciones anteriores. “Antes el banco recibía cerca de RD$1,000 millones anuales en aportes. Hoy estamos hablando de más de RD$3,000 millones, lo que demuestra un compromiso real del Gobierno con el campo dominicano”, subrayó.
Un banco al servicio del agro nacional
El Banco Agrícola juega un rol fundamental en el desarrollo del sector agropecuario nacional, no solo como entidad crediticia, sino también como un instrumento de política pública para promover la seguridad alimentaria, la generación de empleos rurales y la sostenibilidad económica de los pequeños y medianos productores.