Pekín — El Partido Comunista de China (PCCh) ha anunciado una nueva y estricta normativa que prohíbe a los funcionarios públicos consumir alimentos suntuosos y bebidas alcohólicas durante su jornada laboral, con especial énfasis en reuniones, recepciones y cenas oficiales. Esta medida refuerza la política de austeridad institucional promovida por el presidente Xi Jinping desde su llegada al poder en 2012.
La normativa forma parte de una ampliación de la campaña anticorrupción que ya ha resultado en la sanción de más de cuatro millones de funcionarios en los últimos años. Ahora, el foco está puesto en institucionalizar prácticas sobrias dentro del aparato estatal y erradicar de raíz los hábitos de derroche que, según el Gobierno, han afectado la imagen y eficiencia del sistema público.
Fin del “guanxi” costoso: prohibidos los regalos lujosos
Uno de los elementos más simbólicos de la reforma es la prohibición del intercambio de regalos entre funcionarios. El tradicional guanxi —una red de relaciones cimentadas por favores, obsequios y vínculos personales— será regulado con dureza. A partir de ahora, los empleados públicos no podrán entregar ni aceptar presentes, bonos u objetos de lujo que superen los límites económicos establecidos.
Según el artículo 20 del reglamento, también se prohíbe utilizar fondos públicos para financiar obsequios o celebraciones en el contexto de viajes oficiales, tanto a nivel nacional como internacional.
Viajes con restricciones: austeridad en la movilidad oficial
El nuevo reglamento impone límites estrictos a los desplazamientos de funcionarios. Cada viaje deberá contar con autorización previa y ajustarse a presupuestos definidos. Se limitará a un solo acompañante por autoridad y se eliminarán prácticas como recepciones en aeropuertos, vuelos privados o extensiones de itinerarios sin justificación institucional.
Todo gasto relacionado con desplazamientos deberá contar con una motivación clara y documentada, bajo amenaza de sanciones administrativas y penales en caso de incumplimiento.
Austeridad como estrategia política
En un contexto de crecimiento económico más lento y creciente presión internacional por mayor transparencia gubernamental, el Gobierno chino busca proyectar una imagen de rigor y compromiso con el interés público. Las medidas también responden a una ciudadanía cada vez más atenta al uso de los recursos del Estado y preocupada por la equidad y eficiencia en la gestión pública.
“La sobriedad, la disciplina y la integridad son pilares de la nueva gobernanza”, declaró un portavoz de la Comisión Central de Control Disciplinario del PCCh. “Esta normativa es una señal clara de que no habrá tolerancia frente al dispendio ni al privilegio institucional.”
Con estas nuevas reglas, China refuerza su apuesta por una administración más austera y tecnocrática, al tiempo que envía un mensaje tanto a nivel interno como global sobre su voluntad de reformar la cultura del poder en el país.