Puerto Príncipe — Al menos 50 personas han sido asesinadas esta semana en la localidad de Préval, en el departamento de Artibonite, en el centro de Haití, en una de las peores masacres registradas en lo que va del año. Entre las víctimas hay menores de edad, ancianos y jóvenes que fueron decapitados y posteriormente quemados, según denunciaron este viernes fuentes locales a la agencia.
“Hay cuerpos calcinados dentro de sus casas, otros en descomposición, y algunos han sido devorados por perros callejeros”, relató Bertide Horace, portavoz de una organización civil local, quien también perdió familiares en el ataque.
La masacre fue perpetrada por una coalición de grupos de autodefensa que, según las autoridades comunitarias, actuaron en represalia por la muerte de uno de sus miembros a manos del grupo armado Gran Griff en la localidad de Jean Denis. Horace detalló que estos grupos —incluyendo a Bwa Lavil, Pont Sondé, Chandelle y Barrière Léon— se dirigieron al poblado de Préval, ubicado a solo 10 kilómetros de Savien, para ejecutar el ataque.
En su avance, los atacantes incendiaron más de una decena de viviendas y entraron violentamente en la iglesia evangélica Maranatha, donde decapitaron al pastor Jacques Brutus, de 86 años, junto a otras 14 personas. Luego, quemaron los cuerpos y el edificio, que también albergaba una escuela. El fuego seguía activo al momento del último reporte.
“Los cuerpos fueron arrastrados hasta el cruce frente a la iglesia, decapitados y arrojados al río Artibonite”, denunció Horace, quien lamentó la inacción de la policía local pese a la cercanía de una comisaría.
Aunque originalmente estos grupos de autodefensa surgieron para combatir a las bandas armadas como Gran Griff y Kokorat San Ras, según Horace han evolucionado en nuevas organizaciones violentas, imponiendo peajes ilegales para financiar la compra de armas.
La situación de seguridad en la región sigue deteriorándose pese a la presencia de la Policía Nacional y de miembros de la Misión Multinacional de Apoyo a la Seguridad (MSS). En las últimas semanas, dos miembros de esta misión han sido asesinados en Artibonite, y varios vehículos policiales han sido incendiados.
La Conferencia Episcopal de Haití emitió este viernes un comunicado en el que condenó la masacre y exigió justicia: “Pedimos que los autores de todas las masacres, así como sus cómplices, sean llevados ante la Justicia. También interpelamos al Estado por su silencio y responsabilidad en la protección de los ciudadanos”, señalaron los obispos.
Haití atraviesa una profunda crisis humanitaria y de seguridad. Solo en los primeros tres meses de 2025, más de 1.600 personas han muerto por la violencia, mientras que en todo 2024 se contabilizaron al menos 5.626 muertes violentas, 2.213 heridos y 1.494 secuestros, de acuerdo con datos de la ONU. Más de un millón de haitianos han sido desplazados por el conflicto armado interno.
