Investigadores de la Universidad de Texas en Austin han desarrollado un “tatuaje” facial electrónico y no permanente capaz de medir la carga mental mediante la decodificación de ondas cerebrales. Este dispositivo fue probado en seis personas sometidas a retos de memoria de dificultad creciente, detectando cambios en las ondas theta y delta, indicadores de esfuerzo cognitivo, y una disminución en las ondas alfa y beta, asociadas a la fatiga mental.
A diferencia del método tradicional subjetivo, basado en encuestas como el Índice de Carga de Tareas de la NASA, este tatuaje ofrece una evaluación objetiva mediante electroencefalografía (EEG) y electrooculografía (EOG), midiendo también movimientos oculares.
Personalizado para ajustarse a los rasgos faciales de cada usuario, el tatuaje garantiza la correcta colocación de sensores y la obtención de datos precisos. Además, permitió entrenar un modelo informático capaz de predecir niveles de carga mental, anticipando situaciones de sobrecarga.
Aunque actualmente funciona solo en pieles sin vello, el equipo trabaja para integrar sensores que permitan su uso completo en la cabeza, ampliando su capacidad de monitoreo.
Los investigadores destacan que este avance podría revolucionar la manera en que se controla el bienestar laboral, no solo en la salud física, sino también en la salud mental, beneficiando a profesionales en trabajos de alta exigencia cognitiva como controladores aéreos o camioneros.