Washington — Una serie de fallos de software detectados desde finales de 2024 hasta este año ha desencadenado lo que expertos en ciberseguridad ya califican como una “crisis de seguridad móvil”. Investigadores revelaron que estos errores habrían sido aprovechados por hackers vinculados al gobierno chino, permitiéndoles acceder a dispositivos móviles de alto perfil sin necesidad de interacción por parte del usuario.
El ciberataque, considerado altamente sofisticado, fue descubierto por firmas internacionales de ciberseguridad que investigaban anomalías en una cantidad limitada de teléfonos inteligentes. Las víctimas identificadas hasta ahora incluyen funcionarios gubernamentales, líderes políticos, desarrolladores tecnológicos y periodistas, lo que sugiere un objetivo claro en la recolección de información estratégica y confidencial.
Según los reportes técnicos, el método de ataque se basó en una vulnerabilidad de tipo “zero-click”, es decir, una brecha que no requiere que el usuario haga clic en enlaces o descargue archivos para que el dispositivo quede comprometido. Este tipo de ataques son particularmente peligrosos porque suelen pasar inadvertidos por los sistemas de protección convencionales.
A pesar de los sofisticados métodos empleados por los atacantes, los errores humanos también jugaron un papel clave. Investigadores señalan que malas prácticas de seguridad —como el uso de contraseñas débiles, la falta de actualizaciones de software y el empleo de redes Wi-Fi no seguras— contribuyeron a ampliar la superficie de ataque de los dispositivos comprometidos.
El hallazgo ha encendido las alarmas entre agencias de inteligencia y gobiernos aliados, muchos de los cuales han iniciado revisiones de seguridad en sus sistemas móviles. En respuesta, algunos fabricantes ya han emitido parches de emergencia y recomendaciones para proteger los dispositivos frente a nuevas amenazas de este tipo.
Mientras tanto, expertos insisten en que la seguridad digital debe convertirse en una prioridad personal y gubernamental, en un momento en que los teléfonos inteligentes contienen niveles de información comparables —o incluso superiores— a los de muchas computadoras personales.
Las autoridades estadounidenses aún no han atribuido oficialmente el ataque, pero fuentes cercanas a la investigación apuntan a grupos de ciberespionaje con presuntos vínculos al gobierno chino, lo que añade tensión a un ya delicado escenario de relaciones tecnológicas y geopolíticas entre ambas potencias.