Kiev / Moscú.– El conflicto entre Rusia y Ucrania ha dejado de limitarse al enfrentamiento terrestre y se ha convertido en un laboratorio de guerra moderna, donde la supremacía aérea ya no depende únicamente de cazas y misiles, sino de enjambres de drones kamikazes, interferencias electrónicas y tecnologías autónomas no tripuladas.
Durante la noche del jueves, se produjo una ofensiva aérea de gran magnitud por parte de Rusia, en la que fueron lanzados 363 drones y ocho misiles, muchos de ellos del modelo Shahed, de fabricación iraní, y utilizados como armas suicidas o señuelos para saturar las defensas ucranianas.
Ucrania responde con precisión y guerra electrónica
Según informó este viernes la Fuerza Aérea de Ucrania, 359 drones fueron interceptados o neutralizados mediante interferencias electrónicas, una cifra que revela el grado de preparación y evolución tecnológica de las defensas ucranianas. No obstante, dos misiles lograron impactar en la ciudad de Dnipro, dejando un saldo de tres muertos, varios heridos y daños materiales de consideración.
Mientras tanto, el Ministerio de Defensa ruso reportó la destrucción de 39 drones ucranianos en su territorio, específicamente en las regiones de Rostov, Volgogrado y Crimea. Como medida preventiva, se ordenó el cierre temporal del puente de Crimea, infraestructura clave para la logística militar rusa.
Tecnología no tripulada: eje del nuevo escenario bélico
El uso de drones autónomos y sistemas de guerra electrónica está transformando radicalmente las dinámicas del conflicto. Ucrania ha invertido fuertemente en el desarrollo de drones terrestres, aéreos y marítimos, así como en la formación de miles de pilotos especializados en operaciones no tripuladas. Rusia, por su parte, ha potenciado sus drones Shahed con cabezas explosivas más letales y sistemas de navegación autónoma, capaces de operar en entornos con señales GPS bloqueadas.
Este tipo de tecnología permite ataques coordinados de precisión, reconocimiento en tiempo real y, en muchos casos, misiones suicidas controladas por inteligencia artificial o pilotos remotos desde kilómetros de distancia.
Algoritmos y señales: la nueva línea de defensa
Más allá del armamento tradicional, la guerra en el este de Europa se libra también en el espectro invisible de la frecuencia electromagnética y el ciberespacio militar. La interferencia de señales, el hackeo de comunicaciones y el bloqueo de navegación satelital se han convertido en herramientas decisivas.
“Un zumbido en el cielo puede ser un ataque letal. La defensa ya no depende solo de armas, sino de algoritmos y contramedidas electrónicas”, señalan analistas militares europeos.
Un conflicto que redefine el futuro de la guerra
Lo que ocurre hoy en Ucrania es observado con atención por ejércitos de todo el mundo. La evolución del conflicto no solo redefine la manera de librar guerras, sino que plantea desafíos urgentes en materia de defensa antiaérea, ética militar, inteligencia artificial y control de armamento autónomo.
Mientras los combates terrestres continúan en regiones clave como Donetsk y Zaporiyia, los cielos del este europeo se han convertido en un terreno impredecible, donde cada dron puede ser tanto un arma como un mensaje: la guerra del futuro ya está en marcha.